jueves, 6 de septiembre de 2012
Cantar de Roncesvalles
...y conversó con ella* como si estuviese vivo:
"Bueno para las armas, mejor para Jesucristo,
consejero de pecadores, [ilegible]
el cuerpo tomó martirio [ilegible]
Mas ¿quién aconsejará a este viejo mezquino
Aquí llamó a sus escuderos Carlos el Emperador:
"¡Sacad al Arzobispo de esta matanza!
Llevémosle a su tierra a la ciudad de Flandes."
El Emperador andaba mirando entre la matanza,
vio el lugar donde Oliveros yace,
el escudo partido por medio del brazal:
no vio en él nada valioso que guardar.
Yace vuelto hacia Oriente, como lo dejó Roldán.
El buen Emperador mandó que su cabeza alzasen,
que le limpiasen la cara del polvo y de la sangre.
Como si estuviese vivo, comenzó a preguntar:
"Decidme, don Oliveros, caballero de linaje,
¿dónde dejasteis a Roldán? Decidme la verdad.
Cuando os hice compañeros, me disteis vuestra palabra
de que nunca en vuestra vida os separaríais jamás.
Decidlo, don Oliveros, ¿adónde lo iré a buscar?"
Ya preguntó por Roldán, con prisa muy grande.
"¡Oh, mi sobrino! ¿Adónde os iré a buscar?"
Vio un golpe que dio don Roldán:
*Se refiere a la cabeza del arzobispo Turpín
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